Como futura profesora de
educación infantil, voy a tener que adaptar algunos textos para adecuarlo a la
edad de los alumnos que tenga en el aula, ya que no hay cuentos pensados para
niños de esta edad.
Esto mismo he hecho con el cuento
de “El hombre de la piel de oso” de los hermanos Grimm.
En este cuento he
decidido cambiar algunos personajes, como el diablo, que ahora es un genio, el
protagonista es un joven que vive en el bosque, para intentar hacerlo más
atractivo y poner figuras más cercanas a ellos.
Tambiém he suprimido algunos personajes como las hermanas, de la chica con la que se casa.
Además he añadido nombres a los
personajes principales.
También he decidido cambiar
algunas acciones que acurren en el desarrollo de la historia adaptándolo a los
alumnos de infantil, como que el protagonista pida tres deseos, en vez de que haga un trato o como "el castigo" que recibiría el protagonista si no cumple lo que le piden.
Por la extensión, el vocabulario sencillo,
pienso que este cuento puede estar adaptado a niños de 4 a 6 años. (contrastado con: Cuentos según intereses y Cuentos según edad y desarrollo)
Mi adaptación es la siguiente:
El hombre la piel de oso
Había una vez, hace mucho mucho
tiempo, en un país muy lejano, vivía un joven llamado Adrián. La familia de
Adrián vivía en una pequeña casa en el bosque, porque no tenían mucho dinero.
Adrian era el más valiente de sus hermanos y salía todos los días a cazar al
bosque para conseguir algo para comer.
Un día el padre de Adrian le
dijo:
-Hijo, ya eres lo suficientemente mayor, tienes que irte a trabajar a la ciudad y conseguir dinero para vivir tu solo.
Adrian rápidamente recogió lo
poco que tenía, su arco con flechas para cazar y un poco de ropa, para partir
lo antes posible.
Al llegar a la ciudad comenzó a
buscar trabajo en todos los sitios que veía, en el mercado, de mozo en las
posadas, en las caballerías, en las tabernas… Pero nadie le quería dar trabajo.
Adrian muy triste decidió
sentarse bajo un árbol a pensar. Entre las raíces del árbol se encontró un
anillo que estaba muy sucio, manchado de barro.
Lo limpió y de repente, a su lado
apareció una figura de una persona muy alta y muy fuerte. Llevaba un traje azul
oscuro que le cubría todo el cuerpo.
-Hola, soy el genio Eugenio, como
has encontrado mi anillo te concedo tres deseos, pero esos tres deseos tienen
un precio.
Adrian se quedo estupefacto al
ver al genio, su madre le había contado historias de ellos, pero él nunca se
las había creído.
-¿Tres deseos? Dijo Adrian.
-Tres deseos, ni uno más ni uno
menos. Dijo el genio Eugenio.
Adrian tenía bien claro lo que
quería así que lo pidió sin pensarlo dos veces:
-Quiero ser rico, casarme y que
no me vuelva a pasar nada malo.
El genio, que era muy pícaro le
dijo:
-Tendrás todo aquello que has
pedido, pero antes tendrás que pasar unas pruebas. En la primera de ellas
tienes que matar a un oso, con ese arco y esas flechas que llevas contigo,
luego cogerás la piel de oso y te harás un abrigo con ella. Finalmente tendrás
que pasar dos años sin quitarte ese abrigo y no podrás lavarlo. Si no cumples
estas condiciones no solo no tendrás lo que has pedido si no que te convertirás
en un árbol como este en el que estas sentado.
Adrian se quedó pensando un rato
lo que le había pedido el genio, él era muy valiente y siempre cumplía sus
promesas por lo que terminó aceptando.
Una vez finalizado el trato,
decidió ir a buscar al oso a las afueras de la ciudad. Estuvo dos días viviendo
en el bosque alimentándose de los animales que cazaba (como había hecho siempre
para su familia), hasta que encontró un gran oso de color marrón. Adrian
rápidamente cogió una flecha y la lanzó directamente al corazón del oso. Luego
le quitó la piel al oso y se hizo un abrigo con ella.
Ese abrigo no se lo podía quitar
nunca, pero tampoco podía lavarlo, entonces si no se lo podía quitar ni lavar,
Adrian tampoco podría lavarse.
-Bien hecho. Dijo el genio que
apareció de repente. Aquí tienes un saco que siempre que quieras te dará
dinero. Y desapareció.
El joven decidió volver a la
ciudad con su nuevo abrigo. Allí empezó a alojarse en una posada donde comía
todo lo que quería, su saco no paraba de darle dinero.
Con el paso de los días, semanas,
Adrian empezaba a oler mal y la gente no quería acercarse a él por mucho dinero
que les diese, parecía un monstruo con aquel abrigo que no podía quitarse y la
mugre de su cuerpo. Los posaderos le echaban y nadie quería acogerle en su casa.
Por lo que Adrian decidió irse de la ciudad.
Con el paso de los meses, a
Adrian le echaban de cada pequeña ciudad a la que iba ya que olía tan mal que
la gente no quería estar cerca de él. Empezó a pensar que no iba a poder
cumplir el trato que había hecho con el genio y él no quería convertirse en
árbol.
Ya había pasado más de un año
desde su trato con el genio y Adrian andando encontró un pequeño pueblo de
apariencia no muy rico que estaba escondido entre las montañas. Al llegar la
gente reaccionaba igual que las personas de las grandes ciudades pero un amable
anciano le indicó que podía dormir en un molino abandonado al que nadie iba y
que estaba más apartado del resto de casas de los habitantes del pueblo.
Adrian siguió la recomendación
del anciano y se acomodó esa noche en el molino. Por la mañana se despertó con
un ruido de pisadas. Unas pisadas dentro del molino. Adrian se extrañó ya que
el anciano le había dicho que nadie iba a ese molino.
Comenzó a observar a un hombre
que estaba andando en círculos, parecía muy angustiado sin saber muy bien qué
hacer. Adrian decidió salir de su escondite y preguntar que le preocupaba a
aquel hombre.
Cuando salió, el hombre se asustó
al ver una especie de monstruo, un hombre lleno de suciedad al que apenas se podía
acercar por lo mal que olía.
Al ver su reacción Adrian dijo
rápidamente que no se asustase que bajo ese aspecto había un joven bueno que
viajaba de pueblo en pueblo por todo el mundo.
Cuando Adrian consiguió calmar al
hombre y explicar lo que le sucedía se presentó. Me llamo Miguel. Adrian quiso
preguntarle qué le pasaba, por qué estaba tan nervioso y Miguel le respondió
que su familia se estaba quedando sin dinero y no tenían nada para comer.
Adrian se ofreció a ayudarle ofreciéndole dinero pero Miguel se negó, decía que
no podía aceptarlo.
Entonces Adrian tuvo una idea, se
ofreció para enseñarle a cazar con el arco y las flechas que siempre llevaba
encima, para que pudiesen comer.
Miguel finalmente accedió y se
fueron al bosque a cazar algunos animales. Miguel era muy listo y aprendió
rápidamente a cambio, para agradecerle a Adrian lo que le había enseñado le
ofreció que se quedase a dormir en su casa, con su mujer y su hija Ana.
Al llegar a la casa Adrian. Nada
más ver la belleza de Ana se enamoró. Esa misma noche estuvieron hablando y
poco a poco Ana veía lo bueno que era Adrian.
Con el paso de las semanas Ana se
iba enamorando de él. Hasta que un día Adrian la pidió que se casase con él,
pero que antes de eso tenía que hacer un viaje para encontrarse con el genio. A
su vuelta se casarían.
Adrian partió con la salida del
sol y llegó a la ciudad donde estaba el árbol en el que había encontrado el
anillo del genio Eugenio. Frotó el anillo y salió el genio.
-Muy bien, has cumplido todo lo
que te pedí, por tu largo camino se han cumplido parte de tus deseos, ahora se
cumplirán el resto. Una vez dicho esto el genio desapareció, a la vez que
mágicamente Adrian estaba limpio y con nuevas ropas.
Rápidamente Adrian fue a
encontrase con Ana. Al llegar, Ana no le reconoció, no precia él sin aquella
piel sucia.
-Ana soy yo, Adrian. Ana
reconoció su voz y llena de alegría le abrazó muy fuerte.
Adrian y Ana se casaron y
vivieron felices para siempre, con ayuda del genio.
Colorín colorado este cuento se
ha acabado.